Cuando ves noticias que hablan del “paro registrado” y otras que aluden a la “EPA”, puede que pienses que hablan de lo mismo, pero no es así. Y esa confusión puede llevarte a interpretar mal los datos del mercado laboral. Aquí te explico con claridad qué distingue uno del otro y por qué ambos son importantes para entender el empleo en España.
Diferencias entre paro registrado y EPA
El paro registrado recoge a las personas que están inscritas oficialmente en las oficinas de empleo (SEPE u organismo equivalente). Es un dato administrativo, mensual, que cuenta cuántos hay apuntados como desempleados al cierre del mes. Es algo tangible: si estás inscrito, eres parte de ese dato (o deberías estarlo). Incluye también a personas que, por requisitos formales, deben mantener su inscripción aunque no lo utilicen activamente.
La EPA (Encuesta de Población Activa), en cambio, es un estudio que se hace sobre una muestra de hogares, cada trimestre, y estima cuántas personas están desempleadas, aunque no estén inscritas en el SEPE. Para aparecer como parado en la EPA hacen falta tres condiciones: que no tener empleo, estar disponible para trabajar y estar buscando activamente empleo. Por eso, la EPA tiende a dar una cifra más alta que la del paro registrado.
Una analogía sencilla: el paro registrado es quién “ha dado el paso formal”, la EPA es quién “realmente está sin trabajo y lo busca”, aunque no haya hecho ese trámite administrativo. Por eso, muchas veces el dato del paro registrado suele “quedarse corto” frente a lo que refleja la EPA.
Qué revelan ambos datos y cómo interpretarlos juntos
Cada uno de estos indicadores tiene fortalezas y limitaciones. Si los usas juntos, haces un mejor diagnóstico del mercado laboral:
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El paro registrado sirve para ver, mes a mes, cómo evoluciona la demanda formal de empleo. Si baja, puede ser buena señal de captación administrativa (o salida al empleo). Si sube, indica más inscripciones. Pero no contempla a los desempleados no apuntados.
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La EPA, al estimar población activa real, puede captar “paros ocultos”: personas que no se han inscrito por distintas razones. Si la EPA baja, sugiere que el mercado laboral gana densidad más allá del simple trámite administrativo.
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Cuando el paro registrado baja pero la EPA no mejora (o incluso sube), se puede sospechar que muchos desempleados dejaron de inscribirse o cambiaron su comportamiento administrativo, sin que la situación real cambie mucho.
Veamos un dato vigente: en el segundo trimestre de 2025, según la EPA, la tasa de paro se situó en 10,29 %, y el número de parados estimado fue de unos 2,553 millones de personas. Esa cifra representa una reducción importante frente al trimestre anterior. Si lo contrastas con el paro registrado en agosto de 2025, verás cifras más bajas, porque muchos desempleados no aparecen inscritos formalmente. Ese desfase no significa que el empleo esté peor, sino que hay desempleo “invisible”.
Por ejemplo, en meses recientes esa diferencia entre paro registrado y paro estimado se ha situado en cientos de miles de personas. En abril de 2025, esa brecha alcanzaba unas 768.000 personas. O sea: hay mucha gente sin empleo real que no aparece en los registros administrativos, pero sí en la encuesta. Esa es la “parte oculta” del desempleo.
Cómo te afecta como ciudadano
Puede que te preguntes: “¿y a mí qué me importa esta diferencia?” Pues bastante. Si solo siguieras el dato del paro registrado, podrías pensar que el desempleo mejora cuando en realidad la reducción se debe más al abandono de inscripciones que a generación real de empleo. Y eso afecta a debates o políticas públicas.
También, si trabajas en recursos humanos, formación, empleo público o asesoramiento laboral, conocer ambas fuentes te da herramientas para diseñar estrategias reales: por ejemplo, llegar a desempleados “no inscritos” o detectar segmentos donde la inscripción no es habitual pese a que hay desempleo latente.
Además, si vas a consumir noticias económicas, es útil que compruebes siempre: ¿se refieren al paro registrado o a la EPA? Saber eso cambia la lectura que haces del dato.
La próxima vez que veas una noticia del desempleo, pregúntate: “¿es registrado o estimado?” Y si ambos dicen cosas diferentes, no es que uno esté mal: simplemente miden perspectivas distintas del mismo fenómeno.