Lo que está pasando de verdad en el mercado laboral español
Te cuento sin rodeos: por mucho empleo que se esté creando, hay sectores que no encuentran mano de obra, y eso que en paralelo hay paro de verdad, especialmente entre quienes menos posibilidades tienen. Suena paradójico, pero así es. En sectores como la construcción, la hostelería, la agricultura o incluso en áreas como sanidad y logística, las vacantes se acumulan sin cubrirse. Y no es cuestión de pagar más, es que falta personal cualificado, o directamente voluntad para aceptar trabajos en condiciones difíciles. En hostelería, por ejemplo, incluso en temporada alta hay bares que no pueden abrir cocinas por falta de gente. En Baleares lo saben bien: faltan repartidores, camareros y hasta pastores dispuestos a aceptar trabajo temporal aunque se ofrezca buen salario.
Esto no pinta como algo ligero. Más del 40 % de las empresas dicen que les cuesta cubrir puestos, y la construcción necesita literalmente cientos de miles de trabajadores en los próximos años, porque hay poca juventud interesada y la media de edad roza los cincuenta. Se nota la falta de formación vocacional, y el sistema educativo aún no adapta lo suficiente las ofertas formativas a lo que el mercado demanda. Al tiempo, hay empresas que reciben vacantes sin cubrir durante meses. No es que no haya candidatos, es que no encajan con lo que se pide, o directamente las condiciones laborales no convencen. Y para colmo, muchos trabajadores emigran o prefieren sectores donde hay estabilidad, horarios más suaves y mejor ambiente.
Cómo influye esto en tu día a día (y no te lo esperas)
Vale, ya sabemos que hay vacantes sin cubrir y paro al mismo tiempo. Pero ¿Qué significa eso para ti, el lector de cada día? Aquí van tres reflexiones simples que lo aclaran:
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Ciertos servicios —como el transporte, la atención primaria o reformas en tu barrio— pueden tardar más o no estar disponibles porque no hay quien preste esos servicios.
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El coste de algunos servicios sube de forma sutil o directamente hay menos opciones. Si no hay cocinero o fontanero disponible, puedes esperar o pagar más.
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Si ves que bajan ofertas de empleo, no desesperes. A veces esas vacantes buscan perfiles muy específicos o condiciones que mucha gente no está dispuesta a aceptar.
No estoy diciendo que no tengas trabajo, ni que todo esté mal. Lo que ocurre es que el mercado laboral está tenso y descompasado: hay paro porque hay quienes no tienen acceso o adaptación al empleo, y al mismo tiempo hay sectores que se quedan vacíos porque no llegan candidatos con formación o disposición. El mercado pide cambios reales: más formación profesional, mejoras en condiciones laborales, estabilidad para que el trabajo sea atractivo a quien lo hace. Y mientras eso no cambie, seguirá esa extraña contradicción entre paro y falta de empleados.
Al final, esto te llega de forma indirecta: menos servicios disponibles, plazos de espera para que te arreglen algo en casa, o incluso esa reforma que querías alargando en el tiempo. Todo eso es un reflejo de una economía que crece, pero que está tropezando con su falta de talento disponible y con un sistema que tarda más de lo normal en adaptarse. Y no, no es un drama inminente, pero sí merece que lo sepamos y lo tengamos en cuenta.