Perder el trabajo siempre es un golpe, pero lo es aún más cuando descubres que no tienes los días cotizados necesarios para cobrar el paro. En España hacen falta al menos 360 días cotizados para acceder a la prestación contributiva, y no todo el mundo llega. Pero eso no quiere decir que estés completamente desprotegido. Existen subsidios por cotización insuficiente que pueden darte un respiro mientras vuelves a trabajar.
Qué necesitas para solicitarlo
Lo primero es cumplir un requisito básico: estar en situación legal de desempleo, es decir, haber perdido el trabajo de forma involuntaria. No vale haberlo dejado por decisión propia. También tienes que inscribirte como demandante de empleo y mantenerte activo en esa búsqueda.
La clave está en los días cotizados. Si tienes familia a tu cargo, bastará con que hayas cotizado al menos 90 días. Si no tienes cargas familiares, el mínimo sube a 180 días. Y, por supuesto, esas cotizaciones no pueden haberse usado ya para otra prestación anterior.
Además, tus ingresos no pueden superar el 75 % del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que en 2025 equivale a unos 990 € mensuales. Es el límite que marca la ley para poder optar a este tipo de ayudas.
Otro detalle importante es el plazo: debes presentar la solicitud dentro del mes siguiente a la fecha en que se genera tu derecho, es decir, desde el día siguiente a quedarte en paro. Si lo haces más tarde, podrías perder el derecho o retrasar el cobro.
Por último, si tu contrato era a tiempo parcial, el subsidio se calcula de forma proporcional a las horas trabajadas. Es decir, si trabajabas media jornada, recibirás la mitad del subsidio.
Cuánto se cobra y durante cuánto tiempo
El subsidio por cotización insuficiente es una ayuda económica temporal, pensada para cubrir ese hueco entre trabajos o mientras acumulas los días necesarios para el paro contributivo. La cantidad que se cobra está ligada al IPREM, que es el indicador que usa el Estado para calcular estas ayudas. En 2025, el IPREM mensual ronda los 600 €, y el subsidio equivale al 80 % de esa cantidad, es decir, unos 480 € al mes.
La duración depende de tu situación familiar y de los días cotizados. Si tienes responsabilidades familiares y has cotizado más de seis meses, puedes cobrar la ayuda hasta 21 meses. Si no tienes cargas, el máximo se reduce a seis meses.
Solo hay una lista de opciones posibles según los días que tengas acumulados, pero lo importante es que la ayuda se puede renovar cada seis meses siempre que sigas cumpliendo los requisitos de ingresos y búsqueda activa de empleo.
También existe un subsidio especial para mayores de 52 años, que permite seguir cobrando una cantidad mensual y además cotizar para la jubilación. Es una forma de no quedar fuera del sistema mientras esperas poder jubilarte.
Por otro lado, si ya agotaste una prestación contributiva, hay subsidios adicionales por haber agotado el paro que funcionan de manera similar y te garantizan seguir recibiendo una ayuda mientras no superes el umbral de ingresos.
En definitiva, aunque no tengas derecho al paro contributivo, no estás desamparado. El sistema prevé alternativas que, aunque modestas, pueden darte algo de estabilidad mientras encuentras un nuevo empleo. Lo más importante es moverte rápido: pide cita en el SEPE, prepara la documentación y no dejes pasar los plazos. Cada día cuenta.
A veces, los trámites se sienten enrevesados, pero conviene insistir. Si cumples los requisitos y mantienes al día tu demanda de empleo, el subsidio puede marcar la diferencia entre un mes difícil y un mes llevadero. No soluciona todo, pero sirve de puente hasta que vuelvas a cotizar.