La campaña de Navidad siempre ha sido un pequeño salvavidas para el empleo. Un respiro corto, es verdad, pero un respiro al fin y al cabo. Sin embargo, este año algo está cambiando. A solo una semana de Nochebuena, los datos y las sensaciones del mercado laboral apuntan a lo mismo: el empleo navideño está perdiendo fuerza y no está cumpliendo con las expectativas habituales.

No se trata de una caída brusca ni de un desplome generalizado, pero sí de un enfriamiento claro. Las contrataciones temporales avanzan más despacio, las empresas ajustan mejor sus plantillas y muchos trabajadores que otros años encontraban un contrato rápido en diciembre, este año siguen esperando. Y eso, en un contexto económico como el actual, no es un detalle menor.
La Navidad sigue siendo una época clave para sectores como el comercio, la hostelería o la logística, pero ya no tira del empleo como antes. Las empresas venden, sí, pero lo hacen con más prudencia, menos refuerzos y mucho más control de costes.
Qué está pasando con las contrataciones de Navidad este año
Uno de los cambios más evidentes es que las contrataciones se han adelantado menos. Otros años, a finales de noviembre ya se notaba un repunte claro del empleo temporal. Este diciembre, en cambio, ese impulso ha sido más débil y, en algunos casos, directamente inexistente.
Las empresas han aprendido a trabajar con plantillas más ajustadas. La digitalización, la mejora de procesos y el uso de turnos más flexibles permiten cubrir picos de demanda sin contratar tanto personal extra. A esto se suma un consumo más contenido. Aunque hay gasto navideño, no se está disparando como en campañas anteriores, y eso se nota.
Otro factor importante es el tipo de contrato. Se firman menos contratos muy cortos, de pocos días, y más ajustes internos. Muchas empresas prefieren ampliar horas a trabajadores que ya tienen, en lugar de incorporar nuevos empleados solo para unas semanas. Esto reduce el número total de contratos, aunque la actividad siga existiendo.
En sectores como la logística, que en años anteriores lideraban el empleo navideño, también se aprecia más cautela. El comercio online sigue fuerte, pero el crecimiento es más moderado, y las grandes campañas ya no requieren los mismos refuerzos masivos que antes.
Cómo afecta este enfriamiento del empleo a los trabajadores
Para quien busca trabajo, la sensación es clara. Hay menos oportunidades rápidas y más competencia por cada puesto. Muchos perfiles que otros años encontraban empleo en días, ahora encadenan semanas enviando currículums sin respuesta inmediata. No es que no haya trabajo, es que hay menos y se reparte peor.
Este enfriamiento también tiene un impacto directo en la tasa de paro. Diciembre solía cerrar con un alivio temporal del desempleo gracias a la campaña navideña. Este año, ese efecto puede ser más limitado, lo que deja un inicio de año más complicado para muchas personas.
Especialmente afectados están los jóvenes y los trabajadores con menos experiencia, que dependían mucho de estos contratos estacionales. Para ellos, la Navidad ya no es ese punto de entrada tan claro al mercado laboral. Y eso genera frustración, porque el empleo temporal sigue siendo una puerta importante, aunque sea pequeña.
Dicho esto, no todo es negativo. Hay sectores que siguen contratando, aunque de forma más selectiva. La clave está en entender que el mercado laboral está cambiando y que las campañas estacionales ya no funcionan como antes. Ahora pesan más la experiencia, la disponibilidad horaria y la polivalencia.
Si estás buscando empleo en estas fechas, conviene tener en cuenta algunas cosas básicas, sin milagros pero con algo de sentido común: estar atento a sustituciones de última hora, no descartar contratos parciales y moverse rápido cuando aparece una oportunidad. No es garantía de nada, pero aumenta las opciones en un mercado más frío.
La realidad es que el empleo navideño de 2025 llega más débil de lo esperado. No desaparece, pero pierde protagonismo. Y eso deja un mensaje claro: el mercado laboral ya no responde igual a los estímulos de siempre. Entenderlo ayuda a ajustar expectativas y a prepararse mejor para lo que viene después de las fiestas.















